Para no sentir, traté de no verte; para no llorar, preferí
la apatía; para no extrañarte, la indiferencia; para no quererte, el odio. Para
olvidarte, elegí simplemente no recordar; para que sea menos doloroso, me anestesié
el corazón con mentiras; para no lastimarte ni lastimarme, quise evitarte. Para
seguir viviendo, traté de olvidar que tú también me olvidabas y que alguna vez
nuestras vidas se juntaron para compartir tantos momentos. Para ser feliz,
conté tus risas; para estar triste, lloré tus lágrimas. Para sentirme odiada,
recordé las veces que me buscaste; para no tenerle miedo a la soledad, imaginé
que todavía estabas; para pensar un poquito menos, fuí egoísta como de
costumbre y pensé en mi misma. Para corregir mis errores, preferí borrarlos de
mi memoria y creer que todo iba a estar bien; para no necesitarte, me
independicé a mi manera. Para poder cargar conmigo misma, intenté olvidarme.